Muchas veces hemos pasado por el sector de Guápulo y es común ver, a toda hora, turistas que pasean por las calles adornadas por cafés o bares improvisados. Es imposible pasar por alto el arco iris de luces cálidas que ofrecen estos lugares dentro de ambientes acogedores que se destacan por su sencillez y ubicación. Es aquí, en el Camino de Orellana 781, donde se encuentra el Ananké: un bar-cafetería que, a primera vista, se destaca por su original letrero anaranjado, armónico para el ambiente de Quito antiguo del sector. En su interior se destaca por su decoración rústica, inevitablemente acogedora gracias a los tonos naranjas de las paredes, que contrastan con el paisaje y la sorprendente vista hacia la Iglesia de Guápulo. Pero más allá de lo que la estructura nos ofrece está el buen servicio y los precios asequibles: de dos a seis dólares. Los platos que ofrecen son muy buenos, les recomiendo que prueben las “Papas Guapuleñas” acompañadas de vino hervido.
No dejen de conocer este lugar en el que el ambiente artístico y bohemio se vive a plenitud, sobretodo en las noches de música en vivo.